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EL ORIGEN DE LAS SIGLAS DE BMW: LA HISTORIA DETRÁS DEL MITO
¿Sabías que cuando nuestra compañía se fundó, no tenía relación con el mundo de la automoción? De hecho, nuestra marca ni siquiera empezó siendo BMW, puesto que en los albores de la empresa uno de los nombres comerciales que se utilizaron fue el de BFW. En las siguientes líneas te contaremos cómo nacieron las siglas de BMW.
Todo empezó en una fábrica aeronáutica
Es difícil encontrar un nombre comercial como el de BMW, que transmita tanta personalidad con solo tres letras. A lo largo de la historia, las siglas de BMW se han convertido en sinónimo de deportividad, sofisticación e innovación.
Nuestra marca es fruto de una evolución que comenzó a gestarse en Alemania en el año 1913, y que hoy se ha convertido en el paradigma de la fabricación de vehículos premium. Sin embargo, los orígenes de nuestra marca están relacionados con una actividad distinta: la fabricación de motores para aviones.
El 28 de octubre del año 1913, Karl Rapp fundó su compañía Rapp Motorenwerke GmbH. La Fábrica de Motores Rapp contaba con el apoyo financiero de Julius Auspitzer, como único accionista de una compañía cuya finalidad era fabricar motores de combustión interna para todo tipo de vehículos (desde aeroplanos a vehículos motorizados).
Durante esos primeros años de la Rapp Motorenwerke, la actividad se centró en el diseño de aeronaves.
En 1917, Rapp sufría problemas de salud y optó por retirarse de la empresa. Vendió sus acciones y los nuevos accionistas modificaron la denominación social por la de Bayerische Motoren Werke GmbH (un año después la sociedad limitada se convirtió en sociedad anónima).
Desde entonces hasta ahora, a pesar de las vicisitudes históricas vividas durante más de un siglo de actividad, la Fábrica Bávara de Motores ha sido siempre conocida por sus siglas BMW.
Las otras siglas de BMW
Pero antes del bautismo legal de BMW, se habían usado otras siglas distintas en algunas de las empresas que terminaron formando parte de BMW.
En 1916 un grupo de empresarios bávaros había fundado otra empresa aeronáutica cuya denominación social atendía al nombre de Bayerische FlugzeugWerke (Fábrica Bávara de Aviones, conocida por sus siglas BFW).
Seis años después, la industria aeronáutica no pasaba por su mejor momento. El financiero austriaco de origen italiano Camilo Castiglioni aprovechó aquellas circunstancias para adquirir los derechos sobre el nombre comercial de BMW —junto con su división de fabricación de motores—, con el objetivo de fusionar a BMW con BFW, manteniendo el nombre que ha quedado para la leyenda.
La idea del vienés era cambiar la actividad aeronáutica para dedicarse a la producción de motocicletas y automóviles. Por esa razón, en 1923 fue presentada la primera motocicleta BMW, mientras que el primer coche no se fabricó hasta el año 1929.
Pese a que en un primer momento se empleó el acrónimo formado por las letras BFW, muy pronto se dieron cuenta del poderoso influjo que las siglas BMW ejercían sobre nuestra marca. Unas siglas que desde entonces han estado indisolublemente unidas a una larga carrera de éxitos.