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SÍNTOMAS PARA CAMBIAR LOS AMORTIGUADORES DE MI BMW
Realizan un trabajo callado pero constante. Sin ellos, viajar en un coche sería como hacerlo por una eterna carretera de grandes baches y socavones. Hablamos de los amortiguadores, la pieza angular de la suspensión del vehículo y un elemento al que se le debe prestar mucha atención. A diferencia del aceite, el líquido de frenos o la batería, no existe ningún indicador que nos alerte de que ha llegado el momento de cambiar los amortiguadores. Por este motivo, hay que tener en cuenta una serie de síntomas de su desgastamiento y al mismo tiempo cumplir con las revisiones periódicas que hacen los profesionales de BMW Service.
¿Cuál es la razón de que haya que cambiar los amortiguadores de mi BMW? Principalmente porque su trabajo es absorber cualquier bote que se genera al circular por una superficie que no es complemente firme es constante. Junto con frenos y neumáticos, componen un triángulo imprescindible para la seguridad del vehículo y, además, aseguran que siempre haya un contacto óptimo con el suelo.
Esta tarea es tan intensa que se refleja en una sólo cifra. Un amortiguador se comprime y se expande más de 5.000 veces cada minuto. Además, juegan un papel fundamental a la hora de tomar las curvas con seguridad, mantener la alineación de las ruedas y la altura adecuada del vehículo. Teniendo muy presente su importante función, estos son algunos de los síntomas que nos indican que ha llegado el momento de cambiar los amortiguadores de tu BMW.
Revisión cada cuatro años o cada 60.000 kilómetros
Salvo si los amortiguadores han sido sometidos a una presión más elevada por una conducción sobre firmes más complicados, lo normal es que la sustitución tenga lugar cada cuatro años o cada 60.000 kilómetros. Cuando se da una de estas dos condiciones es fundamental acudir a uno de los talleres oficiales de BMW Service para que los especialistas realicen una profunda revisión y, en el caso de ser necesario, el oportuno cambio de los amortiguadores BMW.
El vehículo está más bajo de lo normal o inclinado
Los amortiguadores no son siempre un reloj puntual que concluyan su vida útil cada cuatro años o cada 60.000 kilómetros. En algunos casos, su sustitución se debe adelantar y eso se manifiesta de diferentes formas. Una de ellas es que el vehículo esté más bajo de lo habitual o que se encuentre hundido en uno de los lados.
Rebotes continuos e incómodos
Un claro síntoma de que ha llegado el momento de cambiar los amortiguadores es que el vehículo realice botes excesivos cuando se circula, no necesariamente por un firme en mal estado. Esto también se puede ver con una sencilla prueba. Simplemente hay que salir del vehículo, empujar fuerte hacia abajo y ver si rebota varias veces. Si esto sucede, es una señal de que los amortiguadores están en mal estado.
Por otro lado, si observas que aumenta la distancia de frenado de tu coche, es otra señal de que los amortiguadores puede que no estén en buen estado. Acude a un taller autorizado BMW para que pueda revisar tu vehículo y ofrecerte la mejor solución.
Los neumáticos se han desgastado más rápido de lo normal y de una forma irregular
Amortiguadores y neumáticos están directamente relacionados. Por este motivo, si al comprobar el estado de los neumáticos se aprecia un desgaste irregular y más rápido de lo habitual, podemos estar ante un problema en los amortiguadores. En el caso de que esto ocurra, es conveniente acudir lo antes posible a un taller autorizado BMW para que se someta a una revisión. El Aquaplaning (deslizamiento incontrolado del automóvil cuando los neumáticos no se adhieren al asfalto a causa de una película de agua que cubre el suelo) también es una señal que nos avisa del mal estado de los amortiguadores.